En
una época en la que se creía tanto en la creación como en la generación
espontánea, Francisco Redi era uno de los que dudaba de ella, por lo que
realizó en el siguiente experimento:
Colocó
una víbora muerta, un pescado y un trozo de carne de ternera en frascos, los
cerró y selló.En
otros frascos colocó los mismos componentes, pero los dejó abiertos.Los
resultados fueron muy interesantes.En
los frascos cerrados y sellados no había gusanos, aunque su contenido se había
podrido y olía mal.En
los frascos abiertos, en cambio, se veían gusanos y moscas que entraban y
salían.Por
lo tanto, la carne de los animales muertos no puede engendrar gusanos a menos
que sean depositados en ella huevos de animales.Redi pensó que la entrada de aire a los
frascos cerrados pudiera haber influido en su experimento, por lo que llevó a
cabo otro.Puso
carne y pescado en un frasco cubierto con gasa y lo colocó dentro de una jaula
cubierta también con gasa.Los
resultados fueron exactamente los mismos que en el primer experimento.
Aún
con los resultados obtenidos y los de otros autores, no sólo la gente seguía
creyendo en la generación espontánea, sino que el propio Redi continuaba
convencido de que algunos insectos se generaban en forma espontánea.
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